martes, 17 de diciembre de 2013

Pedir perdon

En el invierno fui a la playa, 1 semana completa sola, el motivo era hablarme, perdonarme y pedir perdón, caminé mucho, parece que cansarme y tener metas casi imposibles hacían que me conformara, era sentir el sacrificio caminando, claro que a orillas de la playa, su olor, sol y briza hacen que todo sacrificio sea un gusto. Me tomé todo el tiempo del mundo para pensar, llorar, pedir perdón a todos los que dejé en el camino, por la forma como hice todo, como se dio mi salida de la casa, a todos los que dañé y dejé en el aire, salida que fue desde las vísceras,  seguro que si lo pienso, no lo hago, al menos no en ese momento.
Llegué fresca, sin peso, tranquila, desahogada, por Dios que hace bien, me he reconciliado y he aprendido a estar sola, en silencio, a pensar y amar lo que  hay a mi alrededor. 
Espero volver a hacerlo, quizás en unos meses mas, es un verdadero retiro espiritual y de sanación personal.