miércoles, 23 de abril de 2014

BENDITA ADOLESCENCIA 3

Se hizo un habito el juntarnos en mi casa para jugar poker, era el lugar de reunión, lo hacíamos bastante seguido, era casi un vicio, se apostaba poca plata. El estar ahí era una rebeldía a la represión impuesta por la dictadura ya que las reuniones estaban prohibidas y nosotros lo hacíamos si o si, entre los amigos teníamos diferencias de opiniones políticas, pero no impedía que siguiéramos adelante en nuestros juegos, quizás para distraernos de la dura realidad, o tan solo para compartir. Yo hacia queque que se lo comían en dos minutos, al principio preparado por mi mamá, y luego por mi, tu siempre te negabas con un "no gracias", pero igual terminabas comiendo.

Eras buen acompañante, siempre tenías todo el tiempo del mundo para estar presente, alegre, relajado, inteligente y por sobre todo con buen humor. Cuando salíamos a comprar o a caminar, siempre ibas jugando con los pies, dando saltos para no pisar las rayas marcadas en la acera, lo que haces hasta el día de hoy,  o bien empujándome con el hombro, casi poniéndote delante de uno, lo que sigues repitiendo. Eras molestoso, pero a la vez cariñoso, una fuerte característica tuya ya que no te incomodaba el acercamiento físico con las personas, siempre nos estabas abrazando. Nadie se aburría contigo, aunque introvertido en muchos aspectos igual se caracterizaba tu risa y alegría, en definitiva es lo que trasmitías.

Otro de los juegos que compartíamos en verano era el mojarnos con las mangueras, que se transformaban en verdaderas guerra de agua, todos en short, bikini y poca ropa, pero tu siempre estabas tapado, nunca te sacaste ni siquiera la polera, no usabas camisa, nunca te vi los pies y tampoco te conocí las piernas, no sabía si eras peludo, lampiño o flaco, nunca mostrabas tu cuerpo, no era impedimento para jugar y mojarnos a todos,  y bueno, nosotros también hacíamos lo nuestro contigo.

Nos marcó la música, legado que nos dejó mi papá, siempre con sus sinfonías, conciertos y operas, aprendimos a escucharla, quererla y ahora disfrutarla, tan cierto es que al oírlas hoy en día las identificamos con los recuerdos y  momentos compartidos, la misma música que nos unió, y en cierta forma ahora la recordamos como parte de nuestro aprendizaje.

Me perdí mucho de algunas parte de tu vida y de lo que hiciste, no recuerdo que escribieras, ni que pintaras, después lo supe, tampoco haber ido a algún cumpleaños tuyo o de tus hermanos, tampoco de tus vacaciones, ni de tu padre, ni en que colegio estabas, al parecer nada de eso formaba parte de mi historia junto a ti o bien sencillamente lo olvidé.

Muchas veces te veías acompañado especialmente de dos amigos, nunca de otras mujeres, tenias otras amigas que eran de otro lugar, no conformaban el grupo de barrio, eran situaciones  y personas que las mantenías lejos. al menos de mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario