viernes, 4 de abril de 2014

Mis adorados abuelos

Mis abuelos tuvieron un hijo cuando eran bien maduros, y murió como a los 3 meses de vida. Cuando yo nací me quisieron y se aferraron seguramente recordando ese hijo que perdieron, a pesar que antes que yo naciera, ya habían varios primos y un hermano nacido, pero yo fui la regalona, fui una nieta amada.  

Viví con mis padres en la casa de mis abuelos hasta los 7 años hasta que mis padres compraron una casa que sería la definitiva, la casa propia de la familia.  Aun así yo me quedaba a dormir todos los fines de semana con los abuelos. Recuerdo despertar al lado de mi abuela  y escuchar la radio en la mañana, eran años bellos y felices. Cuando crecí tuve mi propia pieza, contigua a la de ellos.

Tuve una linda infancia, con mucho cariño, mientras vivía en la casa de mis abuelos crecí entre amigas y amigos del barrio que hasta hoy nos vemos, relación con raíces.  

Quiero detenerme en el cariño que le tenia a mi abuelita y tío, matrimonio que hicieron de mi la nieta mas querida, son infinitos los recuerdos con mi tío saliendo a pasear, a comprar, al cine, una confianza de mis padres con él, enorme, el cariño era reciproco, me consentía en todo, íbamos a la feria de los juguetes en navidad, esa que estaba en el parque Forestal, me compraba todas las estrellitas que yo quisiera, que difícil describir como me sentía, chica y tan amada. 

En mi familia se sentían las preferencia, mis abuelos me amaban mas a mi que a mis primos y hermanos, mi tia materna quería mas a mi hermana, mi madre mas a mi hermano, mi abuela paterna mas a mi prima mayor, mi padre mas a mi hermana chica, y asi se notaban los cariños entre los mayores con los menores, pero nunca me sentí dejada, tenia el apoyo y el amor incondicional de mis abuelos maternos, que insisto, no lo eran, pero tenían ese rol.

Cuando conversamos con mis hermanos y hacemos recuerdos de nuestra niñez, ninguna fue tan feliz como la mia, o al menos asi lo siento, creo que mi capacidad de borrar los malos recuerdos es grande ya que todos son hermosos, o será que lo pasé tan bien?. 

Las comidas familiares eran para el cumpleaños del tio y para el santo de la abuelita, que también era el mio, pero se celebraba el de ella. Siempre habia pavo  y chancho enviados del campo, era una gran fiesta, varios viejos, mis hermanos y mis primos, todos asistíamos, bailábamos, los grandes y los chicos, todos, era la época que yo bailaba con mi padre, bonito recuerdo. En la mesa grande se sentaban los grandes y yo era parte de los chicos, teníamos una mesa en el repostero, un comedor de diario, la mesa del pellejo, celebración que congregaba a la familia y un gran trabajo de los mayores.  El olor a pavo con ensalada de apio y rabanitos, lo tengo en la memoria de mi nariz. 

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