sábado, 15 de agosto de 2015

NECESITABA SER ESCUCHADO

Hace algunos días llegué a la playa pasado el medio día, y mi vecino de cabaña me saluda, - para mí fue extraño, en general no es mi costumbre y no me saludo casi con nadie -, luego en una segunda oportunidad y cuando tomaba café en la terraza, nuevamente aparece y me vuelve a saludar, obviamente le respondí con amabilidad. 

Por la tarde fui a leer al mirador, frente al mar, hermosa vista donde solo se escucha el sonido de las olas, y cuando estaba leyendo el mismo vecino pasa cerca,  y para mi sorpresa, me vuelve a saludar y me pregunta si me puede acompañar, fue en ese momento cuando me di cuenta que él necesitaba algo, -claro-, necesitaba compañía, quería hablar, quería ser escuchado y contarle a alguien toda la tragedia que le estaba ocurriendo en ese momento. Sin temor me relató detalladamente lo que le estaba sucediendo desde hace dos semanas atrás con el amor de su vida, que coincidentemente se llama igual que yo. Me contó de los demonios que pasaron por su mente, unos días antes estando solo en la playa, llorando sus penas y tomando decisiones que lo llevarían a la oscuridad más profunda.  Tuvo la buena fortuna de una llamada telefónica y de la  rápida aparición de dos seres queridos, los malos pensamientos salieron de su mente y hoy puede contarme esta historia.

Por algo mas de una hora me transformé en una oyente, tranquila y comprensiva, que solo abrió su boca para decir exactamente lo que él necesitaba escuchar.

Terminando la charla, quedó tremendamente agradecido por haber dispuesto mi tiempo, paciencia y oreja, por haberlo encaminado en forma objetiva, haberlo alentado a seguir adelante con lo que considera más importante en su vida, por haberse dado cuenta que necesitaba ayuda profesional.  Hoy más tranquilo y con todas las dificultades que lleva el perder a su amor, camina más seguro y agradecido de estar vivo, ocupado de lo que realmente importa, él, sus hijos y su trabajo.

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